LA MALA MEMORIA
B. Vian / A. FaveroLa Cabeza es un órgano curioso, curiosamente organizado | Esta es la singular historia de un tal Martín Flor | cuyo cráneo sin pena ni gloria, era extravagante sólo en su interior | Ese tipo sufrió, desde la edad primera, de un mal que es en verdad corriente | una memoria traicionera que no le trajo más que inconvenientes | Siempre que le enseñaban algo, fuera en su casa o en el aula | Martín, con gesto huraño, instantáneamente lo olvidaba | Pero... se había olvidado de olvidar lo que debía olvidar | entonces, como se olvidaba de olvidar | se acordaba de todo. ¿Me siguen?..¿.Sí? | Y, muy rápido, esta facultad, en vez de hacerlo aparecer como un gaznápiro | le dio prioridad. Olvidado | de olvidar sus cursos, Martín todo lo podía retener | así que, a pesar de ser tan poco sesudo, sin sobresaltos llegó a ser bachiller | Pero un día, en que llovía a cántaros | mientras corría hacia el subterráneo | chocó con un tipo que se dirigía en sentido contrario y, al caer | golpeó contra el suelo su valioso cráneo, que hizo un ruido musical | “prrrrrrr” | y produjo en su croqueta un trastorno que fue fatal | porque, de ahí en adelante, se olvidaba de olvidarse lo que debía olvidar y, entonces, como se olvidaba de olvidar, ya no se acordaba más. Me siguen?... Sí? | Despojado por ese tonto accidente de sus recuerdos de siempre | siguió viaje a Calamuchita, él, que vivía en Chacarita | Pero en el camino, ¡qué mala pata!, un colectivo que iba embalado | sin importarle su carga de almas, cruzó delante del desgraciado | que había olvidado la existencia de los transportes y del peligro y, nuestro | héroe, flor... de inocencia, se llevó por delante al colectivo | y murió bajo los neumáticos asesinos, sintiendo en su cráneo | un sacudón extraño antes de conocer el olvido | y, entonces se olvidó de olvidarse de olvidar que debía olvidar de olvidarse | de olvidar-vida vida vida vida | Ah!... me olvidé el final...
LA MALA MEMORIA
B. Vian / P. Gerard / N. GuevaraEsta es la historia de Martín | Cuya cabeza era una cosa | Que trabajaba y trabajaba | En una forma curiosa | Esta es la historia singular | De un tipo que parecía normal | Cuyo cráneo sin esplendor | Era raro sólo en su interior | Martín sufrió desde temprano | De un mal que es en verdad frecuente | Una memoria traicionera | Que sólo le trajo inconvenientes | En la escuela o en su casa | Cuando algo le enseñaban | Martín, con gesto huraño | Enseguida lo olvidaba | Si, pero, si, pero | Se olvidaba de olvidarse de olvidar | Lo que debía olvidar | Y como se había olvidado de olvidar | Todo lo podía recordar | ¿Me siguen? | ¿Si? | Y enseguida esta facultad | Hizo que la sociedad | Entendiera su estupidez | Exactamente al revés | Olvidado de olvidar sus lecciones | Martín fue de los mejores | Y a pesar de ser tan tonto | Llegó a ser embajador muy pronto | Pero un día que estaba lloviendo | Y a su auto él iba corriendo | Se llevó por delante a su secretario | Y cayó como un canario | Su cráneo, como una maceta | Produjo un ruido musical | Originando en su croqueta | Una confusión fatal | Y de ahí en más | Se olvidaba de olvidarse de olvidarse de olvidar | Lo que debía olvidar | Y cómo olvidaba de olvidar lo que olvidaba | No se acordaba de nada | ¿Me siguen? | ¿Si? | Al perder con este accidente | Su memoria de repente | En lugar de acudir a una cita | Siguió viaje a Calamuchita | Pero en el camino | Un colectivo que iba embalado | Sin importarle su carga de almas | Cruzó delante del desgraciado | Y Martín que había olvidado | La existencia del peligro | Sin medir las consecuencias | Se embistió al colectivo | Y murió muy sorprendido | Al sentir dentro del cráneo | Un ruidito muy extraño | Y así fue que... | Se olvido de olvidar de olvidar de olvidar | De olvidar que debía olvidar | Lo que olvidaba daba de olvidarvidar de olvidar de olvidar | De olvidar lo que olvidaba de olvi... |¡Uy!, me olvidé el final...