Noticias Ciclo 2011

TEATRO Nacha Guevara, obra viviente

Tita Merello es nuestra anti-Marilyn Monroe: poco agraciada, eterna (vivió 98 años) y áspera, no pasó por el mundo para halagar ni tiró la toalla a la primera adversidad, sino que las escarpó a todas y cada una desde el hambre de la infancia hasta el hastío de su extensa vejez. Una tromba que iba hacia adelante a puro gruñido y desparpajo, pero del bueno.

"Descubrí que no hacía falta ser bonita; basta con parecerlo." ¿Quién lo dijo? Fue la Merello, pero podría refrendarlo Nacha Guevara, cuyo aspecto se volvió sorprendentemente más amable con el paso del tiempo y así dejó atrás a aquel "patito feo" irreverente que le hacía pito catalán a la dictadura de Onganía desde el entonces naciente café concert.

Los musicales y shows que protagoniza, planificados minuciosamente por ella en todos sus detalles, son circunstancias que tapizan su obra mayor: ella misma, una mujer cuya rebeldía política trasciende al peronismo con el que siempre simpatizó e, incluso, trasciende a los personajes femeninos fuertes con los cuales prefiere fundirse en una suerte de simbiosis, más que simplemente encarnarlos (Eva Perón, la Sra. Robinson, de El g raduado, ahora la gran Tita Merello).

Como Tita, Nacha es una instalación viviente, que porta su manifiesto en su carne, huesos y neuronas; en la manera de decir y de cantar, en su mirada relampagueante y en esa calma frágil que anticipa tempestades.

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TEATRO Nacha Guevara, en una encarnación con respeto y talento

Es un fuerte homenaje. Es un homenaje sensible, entrañable, que tiene un valor extra. Una artista irreverente, provocadora, muy reconocida en su tiempo (los años 60) y aún hoy, parecería confrontarse con otra que, algunas décadas atrás, tuvo el mismo ímpetu a la hora de la creación.

Tita Merello/Nacha Guevara: dos mujeres intensas, con estilos muy particulares que construyeron y construyen sus mundos creativos entre el teatro y la canción. Hay una misma pasión: el arte. Hay unas personalidades fuertes que pelean por unos ideales que, hoy por hoy, van más allá de esas cuestiones que la "chismografía" periodística puede o ha podido captar. Y eso está muy bien.

Son mujeres que definen épocas. Una de ellas -Nacha Guevara- se planta en escena para recordar a la otra -Tita Merello- y, seguramente, para confirmar que hay una tradición de artistas en la Argentina de la que no se puede escapar. Porque, por suerte, Buenos Aires, en este caso, es así: habrá listas negras, habrá gobiernos que intenten deshacerse de sus artistas, rechazarlos, embaucarlos, ningunearlos, pero no pudieron ni podrán negarlos en el imaginario del público.

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TEATRO Tita: el nuevo desafío de Nacha Guevara

Luego de su exitosa personificación de Eva Perón, en este nuevo musical se atreve a encarnar a otra mujer fuerte, con un pasado duro, bendecida por su carrera, pero abofeteada una y mil veces

Ocho peluquitas que se alinean en una larga mesa de trabajo. Cada una marca una etapa de la vida de Tita Merello, esa que desde esta noche comenzará a transitar Nacha Guevara en su nuevo musical, Tita, una vida en tiempo de tango , que toma a la cantante y actriz argentina desde los 20 años -cuando aprendió a escribir- hasta que tiene 96. "Esa -y señala la primera de las pelucas que descansan en una cabeza de maniquí- es con la que empieza cantando «Se dice de mí»; la de al lado es cuando está en el conventillo; después, cuando está en el teatro Ba-Ta-Clán; luego en el de revistas; aquélla marca el tiempo en que se enamora de Luis Sandrini; la pelirrojita más larga es de cuando hace Mercado de Abasto , en cine; la penúltima es la que todos conocemos; y ésa es la de viejita viejita."

A Nacha se le llena la boca de signos de admiración cuando habla de Tita y del espectáculo que armó junto a su equipo creativo, y que esta noche debuta en el Metropolitan I, teatro que se reformó especialmente para recibir esta propuesta (se abrió la embocadura, se liberó el escenario, se hicieron glorietas que continúan en los palcos).

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