• Vidalita por las dudas
  • Vuelo 202
  • Fin de siesta
  • Tu quebranto
  • Nuestro amigo el traficante
  • Juancito (Petit Jean)
  • De qué se ríe?
  • El perezoso (The sloth)
  • La hormiga (Le fourmi)
  • Los imbéciles (Les imbéciles)
  • Volvé
  • Amor por el bosque (De fábulas sin moraleja)

VIDALITA POR LAS DUDAS

M.Benedetti / A. FaveroLas voces de abajo, vidalita | están casi mudas | Pero los gendarmes, vidalita | matan por las dudas | No saben en dónde, vidalita | se enredo el enredo | Por las dudas llevan, vidalita | chalecos de miedo | Dudan los dudosos, vidalita | Duda poca gente | Dudan los esbirros, vidalita | Duda el presidente | Pero si supieran, vidalita | lo que el pueblo sabe | ya no dudarían, vidalita | que duda te cabe | Conseguir lo justo, vidalita | cuesta dios y ayuda | Pero se consigue, vidalita | no te quepa duda | Yo tan sólo dudo, vidalita | cuando es más barato | Si para mañana, vidalita | o dentro de un rato

VUELO 202

M.Benedetti / A. FaveroDesde el viento | que arrastra tantas nubes | como ángeles caídos | Desde este | basto sótano de cielo | hasta el que dios no baja | pero igual llega el miedo | Desde aquí | Desde arriba | Mi país | es una mancha verde | Una mancha tan verde | que parece rosada | Sin embargo | allá abajo es tan distinto | Hay glorias | pero glorias de bolsillo | campanillas y coimas | tangos viejos | almas verdes | almas de la estación | y almas podridas | Pero aquí, desde arriba | no se ve nada de eso | no se ve ni se nombra | Desde este | basto sótano de cielo | con brincos de aire | y pasos de azafata | mi país | otra vez tiene misterio | quizás porque no puedo | reconocer sus marcas | Desde aquí, desde arriba | no se ve ni se nombra | no se distingue nada | ni el corazón de oro | ni la cola de paja

FIN DE SIESTA

M.Benedetti / A. FaveroEl sol pesa menos que una sombra en pena | La luna se esconde, la tarde se enmienda | El sol pesa menos, pero igual se queda | Pasa algo sencillo | El viento no evito, pide santo y seña | Las hojas se mueven, pero con cautela | Los muros rebeldes entran en sospecha | Pasa algo sencillo | La paz era breve, breve la paciencia | Ya lo saben todos | sálvese quién pueda | Regalo del hambre donde la miseria | Pasa algo sencillo | Se acabó la siesta | El cielo está en duda, la ley está en quiebra | Los futuros libres nacen donde quiera | Nacen como nunca, crecen con urgencia | Pasa algo sencillo | Se acabó la siesta | El sol pesa menos que una calma en pena | Y, no obstante, ahora todo aquí se incendia | En la tarde herida y en la vida abierta | Pasa algo sencillo | Se acabó la siesta

TU QUEBRANTO

M.Benedetti / A. FaveroTu voz no quiere cantar | Tu voz se esconde en el llanto | Si pregunto tu quebranto | es sólo por preguntar | Desde que tu pena existe | como un ileso sentido | todo está triste y cumplido | todo está cumplido y triste | No tiene melancolía | el limpio dolor que tienes | Ya no te quedan rehenes | para obtener la alegría | Tu voz no quiere cantar | Tu voz se esconde en el llanto | Si pregunto tu quebranto | es sólo por preguntar | Tu pena no es tu tortura | Tu pena es tu peregrina | Quién sabe cómo termina | si termina la aventura | Tu pena es un cautiverio | sin mar sin cielo y sin rosas | Por sobre todas las cosas | tu pena es como misterio | Tu voz no quiere cantar | Tu voz se esconde en el llanto | Si pregunto tu quebranto | es sólo por preguntar | Tu voz se calla por sabia | y ese silencio es mejor | Si tu dolor no es dolor | es que tu dolor es rabia | Tu dolor es una espada | que hiere o corta o libera | Tu pena es una manera | de vencer la madrugada | Tu voz no quiere cantar | Tu voz se esconde en el llanto | Si pregunto tu quebranto | no me vas a contestar

NUESTRO AMIGO EL TRAFICANTE

T. LehrerCuando el sol del otro lado se asoma | alguien a la sombra desafía | Es el traficante de drogas | que sale a vender alegría | De tardecita, nunca antes | cualquiera lo puede ver | Es nuestro amigo el traficante | que hace bien sin mirar a quien | A los chicos les da muestras gratis | La experiencia le enseñó | que los que hoy tienen caras inocentes | serán mañana sus clientes | Aquí está el bálsamo calmante | Aquí está el fin de la ansiedad | Aquí está nuestro amigo el traficante | con sus dosis de felicidad | Ja, ja, ja, ja

JUANCITO

G. Becaud / P. Delanöe / N. Guevara / A. FaveroHace mucho tiempo, en Francia, vivió un señor llamado Jean de Lafontaine, autor de esas fábulas horribles que todavía circulan por nuestras escuelas. Según cuentan los historiadores, este Jean de Lafontaine, que quiere decir algo así como Juan de la fuente y que, de ahora en adelante, llamaremos Juancito, no era lo que se llama un alumno ejemplar, como veremos enseguida. | Dabadabadá..... | Ay, Juancito, siempre en la luna | Qué chiquito tan holgazán | Por qué no contestas a mis preguntas | Cállese, no sea charlatán | Qué es lo que mira por la ventana | Ay, Juancito, ¿Me va a escuchar? | Aún no ha sonado la campana | En el recreo podrá jugar | Mire, mire, señorita | Una cigarra en mi cuaderno | Señorita, no es culpa mía | Si está cantando en el invierno | Qué es lo que dice está criatura | Con ese flequillo tan desprolijo | Por qué bosteza en literatura | Ay, si este niño fuera mi hijo | Mire, mire, señorita | El león está hablando con el ciempiés | Señorita, no es culpa mía | Si para mi dos y dos son tres | Se comporta en forma indebida | Distrayendo a sus compañeros | No llegará a nada en la vida | Vamos a ponerle un cero | Mire, mire, señorita | Tiene una hormiga en el sombrero | Señorita, no es culpa mía | Si el lobo se comió al cordero | Ay, Juancito, qué tarambana | No lo podemos permitir | Por la puerta o por la ventana | Ay, Juancito, tendrá que salir

DE QUE SE RIE?

M.Benedetti / A. FaveroEn una exacta foto del diario | señor ministro del imposible | Vi en plena risa y en plena euforia | y en pleno gozo su rostro simple | Seré curiosa, señor ministro | ¿De qué se ríe? | ¿De qué se ríe? | De su ventana se ve la plaza | Villamiseria no está visible | Tienen sus hijos ojos de mando | pero otros tienen mirada triste | Aquí en la calle suceden cosas | que ni siquiera pueden decirse | Los estudiantes y los obreros | ponen los puntos sobre las íes | Por eso digo, señor ministro | ¿De qué se ríe? | ¿De qué se ríe? | Usted conoce mejor que nadie | la ley amarga de estos países | Ustedes, duros con nuestra gente | por qué con otros son tan serviles | Cómo traicionan el patrimonio | mientras el gringo nos cobra el triple | Cómo traicionan, usted y los otros | los adulones y los serviles | Por eso digo, señor ministro | ¿De qué se ríe? | ¿De qué se ríe? | Aquí en la calle sus guardias matan | y los que mueren son gente humilde | Y los que mueren son gente humilde | y los que quedan, llorando rabia | seguro piensan en el desquite | Allá en la selva sus hombres hacen | sufrir al hombre y eso no sirve | Después de todo usted es el palo mayor | de un barco que se va a pique | Por eso digo, señor ministo | ¿De qué se ríe? | ¿De qué se ríe? | Seré curiosa, señor ministro | ¿De qué se ríe?

EL PEREZOSO

M. Flanders / D. Swann / N. Guevara / A. FaveroNacha: ¿Y ahora con qué seguimos? | Alberto: ¿Te gustaría seguir con la canción del perezoso? | Nacha: Hm, ¿Te parece? | Alberto: Sí, yo creo que sí | Nacha: Bueno, a ver... | Todos conocemos gente haragana, que tiene la cabeza en las nubes. Pero hay un animal haragán que tiene los pies en las nubes. Es el perezoso. En realidad, para cantar esta canción, yo tendría que colgarme de los pies, pero estuve probando y me resulta un poco incómodo, así que si ustedes son tan amables y para escucharla se paran sobre sus cabezotas vamos a obtener, más o menos, el mismo efecto. | Un perezoso es lo que soy | Feliz con migo estoy | Vivo una vida llena de paz | A mi me gusta vagar | Tengo tres dedos en cada pie | Lo que hace un total de seis | Y frutas y flores para comer | Qué hermoso ser perezoso | El mundo está lleno de honradez | Si se lo ve al revés | Aquí las penas son alegrías | No existen las caídas | Me gusta ver revolotear | Las moscas y las polillas | E imaginar las maravillas que haría gustoso | Si no fuera un perezoso | Hubiera inventado el paraguas | Y escalado un día el Aconcagua | Me habría casado con una alquimista | Y sería el más grande de los deportistas | Tocar muy bien el clarinete | Poner una fábrica de hacer zoquetes | Atrapar algún ladrón | Ser un faraón | Ser un millonario | Dirigir un diario | Y pintar la Mona Lisa | Los domingos ir temprano a misa | Escribir las nueve sinfonías en un solo día | No es que me falta a mi talento | Lo que me falta es tiempo | Y paso la vida de rama en rama | Los árboles son mi cama | Me gusta sentir la languidez | De estar colgado de los pies | Mientras los castores, siempre apurados | Corren para todos lados | Yo miro el cielo | A través de mis dedos | Qué hermoso | Ser perezoso

LA HORMIGA

R. Desnos / J. Kesma / N. Guevara / A. FaveroUna hormiga de nueve metros | Con paraguas y con sombrero | Eso no existe | Eso no existe | Una hormiga tirando un carro | Con pingüinos y canarios | Eso no existe | Eso no existe | Una hormiga que hable inglés | Que hable francés y japonés | Eso no existe | Eso no existe | Y por qué? | Por qué? | ¿Y por qué no existe?

LOS IMBECILES

J. C. Pascal / L. Chauliac / B. DimeyEl imbécil de buena cuna | mide cinco o seis pies de altura | y por la boca da a entender | tanto el dolor como el placer | Y por la boca da a entender | tanto el dolor como el placer | Como no tiene plumaje | contra el frío ni pelaje | cubre su cuerpo con unos trapos | que reciben el nombre de traje | Cubre su cuerpo con unos trapos | que recibe el nombre de traje | Según dice la leyenda | una peste acabó con muchos | pero se reproducen sin problemas | como nosotros, con el mismo sistema | Se reproducen sin problemas | como nosotros, con igual sistema | Hay imbéciles de muchas clases | es evidente, que pululan por las ciudades | y por el campo constantemente | Que pululan por las ciudades | y por el campo constantemente | Dios nos proteja de su maldad | si los herimos de casualidad | Cuando atacan son despiadados | así que es mejor tener cuidado | Cuando atacan son despiadados | es mejor tener cuidado | Pues se comportan como panteras | con la misma ferocidad | Y se pasean y van y vienen | y entran y salen con libertad | Y se pasean y van y vienen | y entran y salen con libertad | Los imbéciles tienen mujeres | Las mujeres tienen amantes | Y viven dramas pasionales | como los nuestros, iguales iguales | Y viven dramas pasionales | como los nuestros, iguales iguales | Hay algunos que hacen negocios | y se devoran entre los socios | Y otros que sueñan solitarios: | son los imbéciles otarios | Y otros que sueñan solitarios | na na na na na na na na na | Este secreto les confío | a quienes hoy están oyendo: | los ejemplares de este tipo | poquito a poco se van extinguiendo | Los ejemplares de este tipo | poquito a poco se van extinguiendo | ¿Saben por qué? | Por imbéciles

VOLVE

E. Donato / L. Bayón Herrera“Y este es mi modesto homenaje a quien ha sido la pionera de la canción de protesta en la Argentina. Me refiero, por supuesto, a Libertad Lamarque” | Desde que te fuiste del cotorro ando tan triste | Si supieras que no tengo para nada voluntad | Todo lo veo empañado | de tanto como he llorado | Ya no hay en mi pecho | para el daño que me has hecho | te lo juro, ni un chiquito | de rencor ni caridad | Cada vez te quiero más | Y yo sin tus caricias | de vivir no soy capaz | Volvé, mirá, volvé y engañame no más | No te molestaré, con celos jamás | Vos serás como vos quieras | para todas las mujeres | Y yo no pensaré | si me engañas o no | pero a mi lao volvé | Volveme a mentir | O me matarás, que de vivir | sin vos no soy capaz | No hay un desgraciado | que merezca ser odiado | y despreciado como vos | merecerías bien lo sé | Pero yo no sabré odiarte | porque nací para amarte | Sé que es imposible | mas no puedo ni deseo | hacer alarde | de un orgullo que no siento | Y para qué | Sé que ya no me querés | Sé que ya vivís con otra | Pero así y todo volvé | Volvé , mirá, volvé y engañame no más | No te molestaré con celos jamás | Vos serás como vos quieras | para todas las mujeres | Y yo no pensaré | si me engañas o no | Pero a mi lado volvé | Volveme a mentir | O me matarás | que de vivir | sin vos no soy capaz

AMOR POR EL BOSQUE

M. BenedettiHabía una vez un bosque, lleno de trastos viejos y florecillas nuevas, entre los que, inconscientemente alegres, corrían, volaban, saltaban o, simplemente, transitaban sus habitantes naturales: gorriones, vaquitas de sanantonio, mulitas, zorrinos, liebres, perdices, ranas, cotorras, picaflores, etcétera. | Las relaciones zoociológicas eran relativamente buenas. Después de cada lluvia los hongos nacían como hongos, y eso daba abundante motivo a los cantos, graznidos, cotorreos, mugidos, rebuznos y otros medios de comunicación de masas. | Las flores eran vulgares y silvestres, pero por lo menos nadie las pisoteaba. Con su samba de una sola nota las insistentes ranas llenaban la noche. Eran verdaderamente llenadoras. En época de relativa escasez, los animales mayores corrían la liebre; pero cuando la escasez era más grave hasta las liebres corrían la liebre. Sin embargo, y pese a todas las dificultades de la vida salvaje, aquel era un bosque feliz. | Naturalmente había objeciones contra la tozudez de las mulitas, la difamación de las cotorras o la ronca sapiencia de los sapos; pero después de todo un picaflor tenía casi los mismos derechos que un yacaré, la única diferencia estaba en la dentadura. Todos estaban autorizados a ver el cielo, que aparecía entre las altas ramas y, cuando las calandrias cantaban el himno del bosque, los pinos se quitaban respetuosamente las copas y todos los árboles lo escuchaban de pie. | Por supuesto, un bosque es un conjunto de árboles y de matas, pero en él todo marcha mucho mejor cuando se arbola que cuando se mata. Esto no pareció importarle demasiado a un señorito ceñudo y sañudo que apareció en el bosque una mañana gris. De entrada, miró con resentimiento a arbustos y alimañas. Como anticipo, pisoteó un escarabajo y le arrancó lentamente las alas a una mariposa. Al día siguiente vino con otros hombres igualmente ceñudos y sañudos, acompañados de extraños instrumentos, herramientas y maquinarias. | Durante dos o tres semanas, indiferente a las más hondas aspiraciones de la flora y de la fauna, taló y taló. No dejó un solo árbol en pie. Los animales y animalitos que, por algún azar, lograron sobrevivir a la hecatombe, pasado el estupor inicial huyeron despavoridos. | Por fin, el hombrecito hizo cargar todos los troncos en enormes caminos. Sólo una tortuga quedó, por razones que ustedes podrán imaginar, para presenciar esta última operación. Por lo tanto, fue ella el único testigo de un extraño gesto: el hombrecito desenrolló un gran cartel y lo colocó en el primero de los camiones. Como la tortuga era analfabeta no pudo enterarse del texto del letrero, que decía: “Yo quiero a mi bosque, ¿Y usted?”